Columnista huésped 20 de Julio 2008
Por Carmen Jiménez
El artículo del Semanario Universidad -16 al 22 del presente- titulado "Contrataron consultorías con figuras de campaña del "Sí", ha traído ingratos recuerdos a mi memoria. Ingratos sí, pero que hoy se vuelven muy gratos, porque nos dan la razón.
Cuando el grupo Mujeres de Blanco, compuesto en su totalidad por señoras de mediana edad, ancianas y mujeres profesionales, en forma desinteresada y honesta, luchábamos valientemente contra el TLC por el futuro de Costa Rica, tratando de concientizar a la ciudadanía para evitar que sucediera lo que está sucediendo, siempre nos acompañó un grupo de respetados y distinguidos caballeros que nunca nos fallaron para velar por nuestra integridad física ante la agresividad de algunos furibundos activistas del SI.
Y no hablo de hombres cualquiera; hablo de verdaderos hombres, caballeros a carta cabal como Walter Antillón Montealegre, Eugenio Trejos Benavides, Julio Jurado del Barco (qdDg), Fernando Soley Soler, José Miguel Corrales, Rodrigo Jiménez Vega, Don Rodrigo Carazo, Ernesto Macaya Ortiz y algunos otros de igual calibre que no me vienen sus nombres a la memoria en este momento.
Mientras las mujeres, siempre actuando apegadas a la dignidad y al amor por Costa Rica, nos hacíamos presentes ya fuera ante la Asamblea Legislativa, la Sala IV o ante el Tribunal Electoral acompañadas de los caballeros que he mencionado, nunca faltó el "valiente caballero" Alejandro Trejos con un grupito de gente ordinaria, compuesto por 13 jovenzuelos vestidos con camisetas rojas, prestos a propinar a las mujeres insultos baratos, mientras él, con cara de "yo no fui" se hacía a un lado e inclusive, en forma "simpaticona" nos sonreía y hasta nos saludaba. Claro, habiendo dejado muy bien instruidos a los 13 camisetasrojas, sobre lo que tenían que hacer.
Aunque siempre fue parte del plan del régimen, invisibilizar a las mujeres en Costa Rica y a todo aquel que se opusiera al nefasto tratado (cosa que no pudieron lograr con la prensa internacional), hoy queda perfectamente aclarado que no pudo haber sido de otra manera. Con los millones con que contaba la mafia criolla, pudo actuar a sus anchas y hacer todo tipo de "movidas", sin límites y sin presiones. Estos chorizos nos han demostrado que "la jarana siempre sale a la cara".
Con todo lo sucedido recientemente con los dineros del BCIE y del Gobierno de Taiwán, ha quedado más que demostrado que TRANSPARENCIA es sólo una palabra -prehistórica para algunos- que aparece en el diccionario de la lengua castellana y además, que está totalmente obsoleta para quienes ejercen gobiernuchos y, sobre todo para los regímenes autoritarios.
Columnista huésped 20 de Julio 2008
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