compañeros y compañeras de la Hora del Silencio:
Deseamos aprovechar nuestra presencia aquí, para continuar nuestra reflexión sobre el tema de la unidad del movimiento patriótico costarricense. A Oscar Arias, semana tras semana venimos a recordarle que tiene una deuda con la libertad de opinión en Costa Rica, a recordarle que el cierre de nuestro programa DIAGNÓSTICO es una violación que contraviene un principio sagrado de la democracia costarricense,
Sería un error si consideramos que esa fuerza social que denominamos "movimiento patriótico", se reduce únicamente a las personas que participaron activamente durante el referéndum con la decisión de rechazar el Tratado de Libre Comercio. El Movimiento Patriótico es mucho más amplio. Cientos de miles de costarricenses no participaron en el referéndum lo que no significaba que no tuvieran un punto de vista sobre la aprobación o el rechazo del TLC. Las encuestas dijeron en su momento, que el abstencionismo constituía, en un alto porcentaje, una fuerza contraria al tratado. Esos amplísimos sectores sociales deben, por consiguiente, ser incluidos como parte del movimiento patriótico. Pero dentro de los votantes o simpatizantes del SI, encontramos a decenas de miles de personas que sólo tienen una visión superficial del asunto y que aún no hoy, no ha logrado comprender lo que está en juego.
Nosotros estamos firmemente convencidos que la verdad y el patriotismo está de nuestro lado, del mismo modo como esos valores estuvieron al lado de Don Juanito Mora y de quienes lo acompañaron en su gesta libertadora. La verdad no puede estar del lado de las corporaciones trasnacionales; la verdad no está de lado de los banqueros y los financistas internacionales que juegan nuestros valores en la ruleta de la Bolsa; la verdad no está del lado de los que se enriquecen con las angustias y necesidades de nuestros pueblos, se apropian de nuestras riquezas o multiplican sus fortunas convirtiendo alimentos en combustibles o especulando con los precios de los alimentos; la verdad no está del lado de los diputados vendepatrias que reciben mordidas, viajes o prebendas multimillonarias a cambio de sus votos; la verdad no está del lado de los magistrados que violan la letra de la Constitución y las leyes y las acomodan para servirles a los amos de turno.
El movimiento patriótico está constituido por esa aplastante mayoría de costarricenses, hombres y mujeres, cuya bandera es la probidad, la honradez, la defensa de nuestros valores y conquistas democráticas, la bandera de la construcción de una Patria más justa y soberana, con un reparto equitativo de la riqueza, con una amplísima clase media y oportunidades crecientes para los más pobres. Porque ya estamos hartos de que un pequeño grupo de multimillonarios insensibles y egoístas, no sólo se lleven una tajada enorme de la riqueza producida por todos, sino que llamen en su auxilio, para compartir los valores y las riquezas que le pertenecen al pueblo costarricense, a extranjeros codiciosos a quienes les importa aun menos, el destino de nuestro pueblo.
Esta es una razón inmensa, más poderosa que ninguna otra para que estemos unidos, política y electoralmente unidos. Pero además, vale la pena preguntarse ¿no acabamos de estar unidos una amplísima mayoría de los ciudadanos, en la lucha contra el TLC? ¿Cómo es posible que no hagamos lo mismo ahora, si supimos dejar de lado diferencias personales y partidarias, si nos agrupáramos los hombres y las mujeres que somos trabajadores manuales e intelectuales, empresarios patriotas, agricultores o dirigentes espirituales, en un solo haz de voluntades que hizo reverdecer desde lo más profundo la conciencia de que Costa Rica es nuestra y de nadie más?
¿Por qué entonces no hay unidad ahora, cuando es más necesaria que antes para confirmar nuestra voluntad común de continuar la construcción de una Patria libre, soberana, democrática y solidaria? ¿Puede algún partido sólo y por su propia cuenta, triunfar en unas elecciones si le da la espalda a ese clamor por la unidad que recorre a Costa Rica de una frontera a la otra? ¿Qué pequeñez o qué ambición sería capaz de detener el mayor imperativo moral, ético y cívico de nuestro tiempo cual es derrotar a los neoliberales y sacarlos del gobierno? ¿Es que acaso no existe un grupo de costarricenses, hombres y mujeres, que por su limpia trayectoria nos otorguen la confianza y la seguridad necesarias para saber que su llamado está inspirado en los más nobles y claros sentimientos de amor por Costa Rica?
Queridas compañeras y compañeros: la tarea que nos aguarda es una tarea política y más concretamente, una tarea político-electoral. Desgraciadamente, las viejas y desgastadas maquinarias electorales convirtieron a La Política, así, con mayúscula, de la actividad que los filósofos concibieron como la suma de la reflexión y el altruismo, en un basurero maloliente donde han tenido cabida los peores trastornos del corazón humano: la ambición desmedida, la codicia, el odio, la envidia, la mentira y el engaño y la suma de todos ellos, que es la traición a la Patria.
. . Pero debemos continuar adelante con nuestro sueño y del mismo modo como hicimos política diáfana y veraz durante el referéndum, podemos hacerla de nuevo para derrotar a los enemigos de Costa Rica.
Leído en la calle, frente la casa de Arias, el lunes 18 de agosto, 8 PM
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