Dejemos de perfumar la chancha
Emilia González
En mi familia, quizás porque parte de ella provenía de Alajuela, se recurría con frecuencia a los refranes para calificar situaciones de toda naturaleza, entre ellas las de naturaleza política.
Frente a acontecimientos políticos nacionales o internacionales en el seno familiar se producían las más acaloradas discusiones y sesudos análisis que mi abuela – quien había permanecido en silencio y haciendo creer que se ocupaba de las labores de la casa- interrumpía con un refrán que solía zanjar, con bastante frecuencia, el rompecabezas de ideas y razonamientos y los ponía en su lugar.
Leyendo y oyendo las recientes noticias sobre el corre, ve y dile que hay entre los altos funcionarios de los diversos Poderes de la República: Magistrados, Diputados, Ministros, Representantes en entidades internacionales, y los demás, hay uno de los refranes -que me recordó una prima recientemente - que decía mi abuela: "dejen de perfumar la chancha".
Con ese refrán ella trataba de hacer ver que por más que se quisiera entender o explicar algún hecho o circunstancia de olor desagradable o incorrecto, nada se lograba con tratar de ocultarlo o disimularlo – esto es poniéndole perfume- o creyendo que porque se hacía una media crítica uno podría estar satisfecho e irse a dormir tranquilo creyéndose con el deber cumplido.
Leyendo la carta que el Ministro Arias envía al Magistrado Sosto se me vino a la mente de nuevo ese refrán. La conducta y las actuaciones del Magistrado Sosto son claras como lo son las del Ministro, por más que se pretenda "perfumar la chancha".
En estos momentos tan aciagos por los cuales transita el país toda la institucionalidad: órganos fiscalizadores, Corte Plena, Sala IV, Asamblea Legislativa, Tribunal Supremo de Elecciones, medios de comunicación, sociedad civil organizada deberían pensar y reflexionar sobre el refrán y su significado.
Ojalá que aquellas personas que efectivamente se sientan costarricenses bien nacidos dejen de perfumar la chancha. Llamemos las cosas por su nombre y contribuyamos efectivamente a rescatar la institucionalidad republicana tan venida a menos en los últimos años.
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