Emilia González
Lo cuento porque fui testigo de excepción. Cuando se elaboraba el proyecto de creación de la Sala IV, un grupo de Magistrados trabajaba en ello. Lideraba el tema el Magistrado Don Fernando Coto Albán (q.e.p.d).
Como todo proyecto de nueva legislación ameritaba no sólo el análisis de legislación comparada sino también la evaluación del accionar, las necesidades de organización y los problemas a los cuales eventualmente tendría que prestar especial atención en la práctica un Tribunal Constitucional.
España recién estrenaba -en los albores de su democracia- su Tribunal Constitucional, existía comunidad de idioma y de derecho, podía cumplir con esa aspiración.
Un instituto ligado a Nacional Unidas, cuya sede facilita la Corte Suprema de Justicia, recogió la necesidad y solicitó a España cooperación técnica para enviar a dos Magistrados a observar y conocer la experiencia práctica del Tribunal Constitucional Español. España concedió la solicitud.
Como era lógico esperar el Magistrado Don Fernando Coto Albán debería ser uno de los Magistrados que viajaran pero resulta que destacado por el Ministerio de Justicia, ocupando un puesto de Servicio Civil, en ese instituto laboraba su hijo y Don Fernando consideró que no era prudente aceptar la invitación del Instituto puesto que se podría configurar un conflicto de interés y no aceptó. A la final la Corte Plena designó a otros dos Magistrados que poco tenían que ver con el tema, pero esa es otra historia.
Eran otros tiempos, sí, eran otras las personas sí, pero siempre las hay, en todo momento y tiempo, personas que saben anteponer sus propios y cercanos intereses - aunque sean de formación como el caso de Don Fernando - a intereses supremos a los que ha jurado servir y defender.
Viendo el resultado de la sesión de la Corte Plena de hoy respecto de las actuaciones del Magistrado Sosto no puedo dejar de lamentar el triste resultado de una mayoría que tal parece no quiso recordar en ese momento a Don Fernando. !Qué falta le hacen a la Patria más Magistrados como Don Fernando Coto Albán! o por lo menos que respeten ese legado y den un paso al costado por el bien de la institucionalidad democrática , si lo peor es que esa mayoría mecánica ya no engaña a nadie y conduce al país hacia un callejón cuya salida cada vez se presenta como más escabrosa. El último reducto de defensa de la institucionalidad, el Poder Judicial, hoy no supo responderle a la Patria.
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