Emilia González .
No cabe duda acerca de la necesidad de que el Municipio cuente con un Plan Regulador que permita ordenar el territorio y en él las actividades productivas, comerciales, educativas, culturales, recreativas - por citar algunas - indispensables para la prosperidad, calidad de vida, bienestar de los vecinos y sus familias en Santo Domingo.
Tampoco cabe duda alguna acerca del papel que juegan las empresas privadas en la construcción de la infraestructura civil y vial que acompaña ese desarrollo o la cooperación internacional que financia los Planes Reguladores de los cantones del Gran Área Metropolitana de la que formamos parte.
Pero de lo que sí cabe dudar es de la prisa, la improvisación, la falta de planificación, experticia y consulta verdadera a los vecinos que irremediablemente conduce a un Plan Regulador chambón que compromete, para mal, el futuro y el desarrollo del cantón en los próximos 30 años.
Y en ese sentido, es obligación de todos los vecinos dormir con un ojo abierto, porque en estos momentos el proceso que conduce a la delimitación del Plan Regulador de Santo Domingo va viento en popa y a toda vela pero los capitanes de esa nave, los vecinos, ni se enteran.
No hay tiempo que perder, según el cronograma establecido el Plan se aprueba en agosto de este año y quien lo aprueba es el Concejo Municipal y nadie más. Cuando se habla de consulta o de participación es algo así como el derecho al berreo o perder el tiempo en reuniones.
Las mayores amenazas del Plan regulador de Santo Domingo están en el interés inmediato de hacer plata a costa de lo que sea de algunos mal llamados “desarrolladores” que como hongos saltan por todo el país; el eventual tráfico de influencias, conflicto de intereses, los tan habituales aportes a la campaña y frente a eso, la ciudadanía domingueña debe pararse en firme y comenzar a exigir ya y no cuando sea muy tarde entre otras cosas las siguientes:
Que se respete el anillo de contención de 1982 que permite la protección de los acuíferos, las pendientes, las zonas protegidas y las tierras agrícolas valiosas.
Que se definan con claridad y a partir de diagnósticos serios las alturas de las edificaciones, las áreas verdes, las áreas de retiro, el transporte y la vialidad; la zonificación y la mejora de los lugares.
Las inversiones prioritarias para los próximos cinco años
Pero sobre todo, que mientras no se apruebe el Plan Regulador se declare la moratoria total, porque ante el vacío y conociendo la tuza con la que nos rascamos, cualquier espacio que se deje abierto será sin duda usado por los vivazos y después ya va a ser tarde, será llorar sobre leche derramada, no habrá marcha atrás.
El Plan Regulador es el instrumento más poderoso que tiene la Municipalidad, es decir nosotros los vecinos, para regular las actividades humanas en el territorio del cantón, y por eso, hay que exigirle al Concejo Municipal y hacerle saber que en Santo Domingo los vecinos no vamos a amarrar los pantalones y las enaguas porque no estamos dispuestos a permitir chambonadas ni negocios de unos pocos a costa de las actuales y futuras generaciones domingueñas. Hagámos valer nuestros derechos ciudadanos!!!
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